martes, 10 de julio de 2012

SUERTE



Autor: Moisés Caballero



Estaba él, como todos los días sentado ante su escritorio tratando de entender las leyes que rigen la causalidad, de pronto encontró la línea; esa imperceptible frontera que hay entre las causas y los efectos, ante sus ojos estaba el mecanismo que rige a lo que todos llamamos suerte.

Sin poderlo creer, corrió al ático a buscar su vieja ruleta, la desempolvo, puso la canica en el tablero y procedió a comprobar su hallazgo. Puso la canica en el 8, con la mano derecha hizo girar la perilla ... la suerte esta en movimiento ... la canica rodó, rodó ... 20 ... eso es 20 ... todos los elementos están en equilibrio, nuevamente puso la canica en el número 8 y con la mano derecha hizo girar la perilla, con alegría escucho como el mecanismo de la suerte se ponía en movimiento; el resultado era previsible, 13 ... la canica rodó, rodó ... 13, eso es, tenia en las manos las leyes que rigen el resultado de las cosas ... el estudio de la causalidad había llegado a su fin; el cumulo infinito de causas que de pronto desembocan en un resultado inesperado, tenían una forma de predecirse.

Al día siguiente, tomo sus ahorros, reviso el clima, el humor de su esposa, la temperatura de la sala de juego, si el tallador era hombre o mujer, su peso, estatura, si había tenido un buen día, el material de las cartas, cuanto pesaba cada una, la hora en que empezaba la partida, su apuesta ... y corrió la suerte ... cámbieme dos cartas – dijo -... eso es, él ya sabia el resultado ... sin embargo ese resultado no era a favor ... perdió ... la suerte hizo ganar al tallador ... la mitad de sus ahorros, los había perdido ... Sí, él sabia lo que la suerte le deparaba y eso era, que su juego fuera inferior al de la casa.

Consternado, estudió y estudió ... la suerte tiene un medio ... el tiempo, ese es el elemento por el que el efecto hace llegar la causa; sin embargo le faltaba la forma en que se definía el resultado; ¿cómo? o ¿porque? el resultado tendía hacia aquí o allá ... descubrió los hilos que atraen los resultados a ese momento en que todas las causas fluyen hacia una persona, lugar o cosa, esa ola gigantesca que el pasado va acumulando para romper en un punto del tiempo y el espacio, para bien o para mal. Exaltado por los resultados de su investigación decidió tomar uno de esos hilos y lo empezó a jalar, ante su sorpresa de pronto vio a su hijo nacer, a su esposa mas joven, a su padre y madre casarse ... y siguió jalando ... mas y mas esa línea temporal lo estaba llevando a los inicios del tiempo ... y jalo ... de pronto un punto, agua, aire, fuego y tierra, ahí estaban anunciando el principio; el principio de todas las causas, el punto donde nace el movimiento de todo y de todos, ahí estaba él con las manos cansadas ... decidió seguir. Finalmente se encontró, fundido en esa fuerza impulsora, donde no hay tiempo, donde todo es. No había marcha atrás, lo conocía todo; sin embargo, ahora solo formaba parte de eso por lo que tanto lucho, ya no era mas que un engrane de ese mecanismo que llamamos suerte.

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