jueves, 21 de junio de 2012

LEY ANTITABACO EN BUTÁN



Un monje budista podría ir preso cinco años por violar las estrictas leyes contra el tabaquismo en la pequeña nación de Bután, ubicada en la cordillera del Himalaya.
Aunque la policía no difundió el nombre del monje, dijo que tiene 24 años y que fue capturado con 72 paquetes de tabaco de mascar.
Bután dice estar decidida a convertirse en la primera nación libre de humo. Allí se prohibió la venta de tabaco en 2005.
Pero las autoridades admiten que el contrabando desde la vecina India, en pleno auge, ha socavado en gran medida la prohibición.
Los críticos dicen que el flujo de cigarrillos ilegales es tan fuerte que la prohibición no ha logrado un gran impacto.
Según el periódico Kuensel, el monje es la primera persona en el país en ser procesada tras la legislación aprobada en enero, que prohíbe el consumo y contrabando de tabaco.

Guardar el recibo

Una ley anterior, aprobada en 2005, le da a la policía facultades para entrar en los hogares y requisarlos para buscar tabaco.
Además, les da poder para encarcelar a los comerciantes que vendan tabaco y de detener a los fumadores que no les muestren los recibos de la aduana para los cigarrillos importados, cuyo ingreso sólo está permitido en cantidades muy pequeñas.
Bután
La pequeña nación del Himalaya quiere ser la primera nación libre de humo.
Los fumadores sólo pueden importar legalmente hasta 200 cigarrillos o 150 gramos de otros productos de tabaco por mes. Deben proporcionarle a la policía un recibo de aduana cuando así lo pidan.
Un alto funcionario de la policía de Bután confirmó la detención del monje este fin de semana después de que éste no pudiera presentar los recibos para respaldar su afirmación de que había comprado 72 paquetes de tabaco de mascar en la ciudad fronteriza india de Jaigaon.
"Vamos a acusarlo de contrabando de material controlado, que es un delito grave de cuarto grado", le dijo a la BBC un funcionario de la Unidad de Aplicación de la Ley de Drogas y Estupefacientes de Bután.
Un delito grave de cuarto grado supone una pena de cinco años.
El monje le dijo a la policía que "no estaba al tanto de las nuevas leyes y que no había guardado el recibo", declaración que no satisfizo a la policía.
Los monjes son muy respetados en una sociedad profundamente religiosa como Bután y muchos de ellos son mantenidos por el Estado.
Los butaneses - algunos de los cuales beben y fuman en gran medida - han acatado en gran medida las nuevas leyes, aunque un poco a regañadientes.

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